¿Qué es el Design Thinking?
El Design Thinking es una nueva metodología de enseñanza que proviene del mundo de los negocios. Esta metodología se basa en la resolución de problemas reales o ficticios. El objetivo es aplicar el pensamiento crítico, las herramientas necesarias y la creatividad a un determinado problema. Además, el uso del Design Thinking en tu clase potencia atributos personales como el trabajo en equipo, la empatía, el optimismo o la creatividad.
Si hablamos del Design Thinking en el aula, podemos imaginarnos a un profesor planteando un problema a la clase. Los alumnos se dividirían en equipos para seguir los 7 pasos que plantea la metodología: Comprender, Observar, Definir, Idear, Prototipar, Testear e Implementar. Gracias a estos pasos los alumnos no solo adquieren una cantidad de conocimientos determinada. También comprenden cómo funciona el mundo real que les rodea.
¿Cuáles son las ventajas del Design Thinking en el aula?
1. El foco de atención está en el alumno
Al igual que en otras metodologías de aprendizaje activo, en el Design Thinking el protagonista de la enseñanza es el alumno, y no el profesor. Precisamente por eso esta metodología es tan enriquecedora, porque pone el foco en quien va a aprender. Normalmente en las aulas los alumnos se reunirán en torno a grupos de trabajo para tratar de resolver el problema planteado.
Los alumnos irán etapa por etapa hasta plantear unas conclusiones.
2. El profesor sirve de guía para los alumnos
Como ya hemos dicho, el profesor sirve de guía, no es un sujeto que interfiera de forma directa. Al ser una metodología que pone el foco en los alumnos, el profesor se queda en una posición secundaria. Es el encargado de plantear el problema y sirve de mediador entre los grupos.
Además, también se encarga de ofrecer herramientas para solucionar las cuestiones y así facilitar el aprendizaje de los alumnos.
3. Se potencia la creatividad y el pensamiento único
Ser creativo no significa tener ideas revolucionarias, sino ser capaz de salir de la zona de confort y de los límites. En inglés oímos muy a menudo la frase “Think outside of the box“. Esta idea es la que busca la metodología Design Thinking, tanto en el aula como fuera de ella.
A través de las etapas que propone, elimina las barreras y deja que los alumnos desarrollen todo su potencial, experimentando soluciones novedosas y creativas.
4. No solo se adquieren conocimientos, también se aprenden competencias
En el Design Thinking no solamente se usa el cerebro en ámbitos teóricos. Los alumnos también se ponen manos a la obra para crear sus prototipos. De esta manera aprenden a usar herramientas, a compartirlas, a organizarse como grupo, a planificar tareas con antelación o a gestionar la frustración cuando las cosas no salen según lo planeado.
5. No existe una única solución correcta
Al contrario que en la enseñanza tradicional, en el Design Thinking no hay solo una respuesta correcta a cada pregunta. De hecho, al trabajar mayormente en equipos, los alumnos deben aprender a dar respuestas, pero también a escuchar las respuestas de sus compañeros. Dentro de cada equipo hay un proceso de selección de las ideas viables hasta encontrar la que creen que es la más adecuada para un prototipo. Si el prototipo funciona y da solución al problema, puede darse por correcto.
6. Se aprende a trabajar en equipo
Todos los alumnos tienen un objetivo común y las mismas metas. Si a esto le añadimos el factor de trabajar en equipo, los alumnos se verán obligados a integrarse y dar soluciones. Pensar en colectivo es una de las ventajas que no solo les ampliará fronteras para su crecimiento, sino que les beneficiará muy positivamente en el futuro.
En definitiva, de lo que se trata al usar el Design Thinking es de crear las condiciones y el ambiente perfecto para que los alumnos aprendan por sí mismos. La experiencia que adquieren a la hora de solucionar cada problema será su herramienta más valiosa cuando se enfrenten al siguiente.






